El Fin Justifica Los Medios (I parte)
Historia del asedio de la antipolítica a la Política
"Huid del país donde uno solo
ejerce todos los poderes:
es un país de esclavos".
Simón Bolívar, 2 de enero de 1814
Los orígenes de la antipolítica se remontan a la aparición del chavismo como nueva forma de participación política a principios de la década de los años noventa, después del intento de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, cuando el teniente coronel Hugo Chávez intentó derrocar por la vía armada el gobierno democrático del presidente constitucional Carlos Andrés Pérez (1989-1993).
Así comenzaron a hilvanarse en la política venezolana unos aspectos sociales, ideológicos, políticos y económicos que desembocaron en el despertar de viejos fantasmas, algunos fallecidos desde la época de la Guerra Federal (1858-1863) otros en tiempos de Cipriano Castro (1899-1908) y finalmente sepultados con la “pacificación” del primer gobierno del socialcristiano Rafael Caldera (1969-1974). Nos referimos a la extrema derecha. Ese matiz ideológico que pocos venezolanos conocen en funciones de gobierno pero que sí han existido en otros tiempos pero que nuestras generaciones contemporáneas desconocen, sólo quienes vivieron la dictadura militar del general Marcos Pérez Jiménez (1948-1958) saben lo que significa un régimen de esa naturaleza, salvo por algunos agregados que tuvo el gobierno del socialcristiano Luis Herrera Campins (1979-1984) donde se practicaron principios morales y religiosos derivados de esa orientación ideológica hasta en algunas leyes penales de la República vigentes hasta 1998.
Tras el último gobierno de COPEI y con el trágico fallecimiento del doctor Arístides Calvani en Guatemala en 1986, uno de sus principales exponentes dentro de esa tolda política, la extrema derecha perdió a su principal precursor en Venezuela. Quienes somos estudiosos de la política por afinidad, disciplina académica y convicción nunca imaginamos que una ideología política prácticamente desaparecida como forma de gobierno desde 1863 con la extinción del Partido Conservador Venezolano, tras el Tratado de Coche en 1863 que puso fin a la guerra entre centralistas dirigidos por el general José Antonio Páez y federalistas dirigidos por el Mariscal Juan Crisóstomo Falcón. ¿Quién se imaginaría que los Amos del Valle incursionarían en la política venezolana un siglo después con un Caballo de Troya llamado abstención y bajo el adjetivo de “Nueva Política”?
Así es, mis estimados lectores. Los tataranietos y bisnietos de los Amos del Valle, creyendo que ungidos por la “Gracia Divina” de su Dios católico, rubio, con los ojos azules y marcados rasgos etnocéntricos se creen con el derecho divino de gobernar a Venezuela, destruyendo como la misma guerra federal, todas las instituciones a su paso. En estas suertes y desventuras han topado con un viejo y ambicioso plan, fuente de comunión de la extrema derecha y extrema izquierda desde los tiempos más antiguos de la democracia venezolana: ¡Destruir a Acción Democrática, El partido del pueblo!
Un plan hábilmente diseñado que consiste en buscar “La Salida” del gobierno socialista de Nicolás Maduro y del PSUV pero por una vía violenta, inconstitucional, antidemocrática y genocida ¡la guerra civil! Apelaron a la solicitud de un referendo revocatorio de mandato presidencial cuando la hoja de ruta propuesta por Acción Democrática (AD) era esperar a las elecciones presidenciales en 2018 agotando las vías políticas y constitucionales. Eso no resultó y apelaron a la vía del geopolítico alemán Von Clausewitz: “la guerra es la continuación de la política por otros medios”…. (Continuará)
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