Los reyes magos de Higuerote recuerdan la tradición de los sabios viajeros a belén. - Laclé en Línea

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jueves, 4 de enero de 2018

Los reyes magos de Higuerote recuerdan la tradición de los sabios viajeros a belén.

Este sábado 6 de enero, como desde 1950 cuando nació esta tradición, de nuevo la representación de los tres reyes magos recorrerá a caballo la avenida Andrés Eloy Blanco de Higuerote en el municipio Brión del estado Miranda para recordar la travesía de estos sabios al pesebre de Belén para adorar al Niño Jesús y llevarle regalos: “¿dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Vimos su estrella en Oriente y venimos a adorarle”, (Mateo 2,2), conocida como la Epifanía del Señor, con que la Iglesia conmemora este día.


Convertida en una alegre celebración popular, la Cabalgata de los Reyes Magos desde la plaza Dolores Ribas hasta la Concha Acústica es una animada parranda religioso-cultural con música cañonera, aguinaldos, parrandas y tambores con la participación de los habitantes de esta ciudad playera, de pueblos vecinos y turistas.


Más que la Navidad, la Epifanía es una de las fiestas litúrgicas más antiguas y se empezó a celebrar en Oriente en el siglo III y en Occidente durante el siglo IV y se les llamó magos porque en la antigüedad así se llamaba a sabios o eruditos y sólo en el evangelio de Mateo se les nombra sin precisar sus nombres, ni que fueran reyes ni tampoco tres.

Fue en el siglo III cuando se estableció que fueran reyes por los regalos y las iconografías que los representan y también se estableció como tres. No fue hasta el siglo XV cuando se les ubica de distintas razas representando las existentes en la Edad Media y a los tres continentes entonces conocidos: el blanco Melchor representaba a los europeos, Gaspar a los asiáticos y el negro Baltasar a los africanos. 

La palabra “mago” proviene del persa ma-gu-u-sha, que significa sacerdote y pasó al griego como casta de sacerdotes persas o babilonios estudiosos de las estrellas en su deseo de buscar a Dios. Del griego pasó al latín y de allí llegó como mago al español.

Cuenta la tradición en el Evangelio de Mateo que los magos vinieron de Oriente guiados por una estrella hasta Belén y en el camino visitaron a Herodes el Grande en Jerusalén (centro hoy de confrontación entre países) y le preguntaron por el nacimiento del Rey de los Judíos. Tras consultar a los escribas versados en la Biblia, el monarca les contó que el niño debía nacer en Belén según las profecías y les pidió de regreso contarle el sitio exacto para ir él también a adorarlo, pero su intención era darle muerte.

Los magos hallaron en Belén a Jesús recién nacido, lo adoraron y le dieron oro (representando su naturaleza real, presente conferido a los reyes), incienso (que representa su naturaleza divina, empleado en el culto) y mirra (compuesto embalsamador para los muertos, representando el sufrimiento y muerte futura de Jesús). Parece que por el hecho de traer tres dones, se dio por sentado que eran tres los personajes que los traían. Algunas tradiciones han señalado que eran cuatro, siete y hasta doce magos. 

Advertidos por un sueño de las intenciones del rey, los magos no volvieron a Jerusalén y entonces Herodes ordenó dar muerte a todos los niños menores de dos años residentes en Belén, episodio conocido como la matanza de Belén. Un nuevo mensaje celestial advirtió a José de la amenaza y él huyó a Egipto con María para salvar al niño.

La primera vez que se les menciona como conocemos hoy a los Reyes Magos es en la iglesia de Apollinaire Nuovo (Ródena, Italia) donde el friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI con la procesión de las vírgenes, conducida por los tres personajes vestidos a la usanza persa y de gorro frigio y la inscripción de sus nombres.

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